Pantaleón y las visitadoras: Las propiedades del deseo

por Víctor Cabezas

El suscrito Víctor Daniel Cabezas Albán, respetuosamente se  presenta  ante los lectores,  saluda y  dice:

QUE el día veinte de agosto de 2013 en situación en la que visitaba una librería local, procedió a comprar el libro del escritor Mario Vargas Llosa titulado Pantaleón y las visitadoras, mismo que se permite, con permiso de la superioridad, laurear en el presente texto;

QUE  la presente es una novela que desmantela el velo de moralidad, decoro y honorabilidad del cual se jactan instituciones como el Ejército Nacional, es una muestra del instinto humano irradiando toda actividad por más estrepitosa que sea.  La novela comienza sumiendo al lector en un clímax de riqueza literaria, personajes increíblemente bien construidos y situaciones emocionantes. El personaje principal es un capitán del Ejercito, tiene una esposa, Pochita, a quien adora y a quien siempre promete un cadetito. Pantaleón es un militar de vocación, guiado por sus ideales, servidor acérrimo de los intereses de la patria, un hombre al que la superioridad  está a punto de encomendar la tarea más difícil; servir al Perú, saneando los morbosos, indecorosos e impudorosos deseos de los soldados selváticos:

QUE los soldados del querido ejército peruano tienen un grave problema: el calor de la selva y el infortunio de pasar días, hasta meses sin observar elemento del género femenino ha ocasionado una avalancha de deseo, picazón y  cosquilleo genital causando que los susodichos incurrieran en gravísimas faltas al pudor, ejecución de tocamientos impuros y, en muchos casos, violaciones a la integridad física de jóvenes selváticas habitantes de la bella Amazonía Peruana.

QUE, vistos estos penosos acontecimientos, la Comandancia General del Ejército Peruano con sede en Lima y presidida por el dignísimo General Roger Scavino llama al Capitán de Intendencia Pantaleón Pantoja con el objeto de encomendarle la fausta misión de coordinar, ejecutar, controlar y operar indefinidamente un Servicio de Visitadoras para Guarniciones Puestos Fronterizos y afines en la loretana y selvática localidad de Iquitos. Es menester remarcar que la comandancia, en pleno uso de sus facultades investigativas y labor de inteligencia, escogió al suscrito Pantoja por sus dotes de buen marido, ciudadano ejemplar y atestiguamiento por parte de su esposa acusando que el mismo posee un bajo flujo de lívido sexual;

QUE el Capitán Pantoja se enfrenta al fenómeno social más duro de todos, la hipocresía y el falso discurso moral característico de los latinoamericanos. El susodicho es encomendado a reformar un concepto a golpe de gemidos, tocamientos impuros y afines. Pantoja descubre el mundo de la prostitución, por primera vez expresada como una profesión de mujeres felices y verdaderamente convencidas de que no hay mejor manera de hacer patria que mostrando sus voluminosos pechos al aire; un convoy de musas seguras de que el Perú se defiende desde sus ojos y que su boca esconde la paz para toda guerra; un grupo de damas que construye una mejor sociedad desde el secreto que guardan sus piernas, el patriotismo concebido como el acto sexual, operado al compás del himno nacional, con perdón de la expresión y el uso del sacrosanto símbolo patrio.

QUE el que suscribe considera que el comercio amoroso, genital y sexual  existirá porque la autonomía de la voluntad y el sistema moral del deber ser no garantizan la voluptuosidad sexual, carnal y afectiva que el medio propaga. Nos venden demasiado para lo poco que podemos conseguir. Hay demasiadas tetas, culos y morbosidades sexuales flotando en el medio, demasiado para lo que nuestra pareja formal puede acaparar. Por tanto un mercado de carne es necesario para la salud humana; la descarga animal, el morbo y la sangre desenfrenado y justificado por una paga simbólica necesita surgir para hacer que la coexistencia humana con deber sea menos incongruente, insostenible, ridícula y peligrosa.

QUE solo terminaré esta reseña acotando que la obra es una muestra de cómo la literatura puede cambiar paradigmas sociales, el poder de la honestidad brutal como fuente primaria y única de la literatura. Mario Vargas Llosa juega con nosotros, le gusta mirar dentro de nuestros prejuicios y complejos, le encanta el proceso de reflexión más allá del conocimiento interior. Él sabe que su talento literario le permite trascender las barreras del ‘status quo’ mental.

QUE Pantaleón y las Visitadoras nos hace tomar decisiones ahí cuando elegir no es una opción, cuando lo que pensamos de pronto no define lo que somos, en aquel instante en el cual un personaje se vuelve un estilo de vida.

Dios Guarde a Ud.

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