Carlos Palau: «No se trata de masificar sino de sembrar la gran inquietud»

por Juan José Alomía

Carlos Palau, director colombiano, acudió al Festival El Lugar Sin Límites (GLBT) el anterior año en Quito. Acá expuso su película Hábitos Sucios, la cual narra la historia de un grupo de monjas acusadas de asesinar a otra por una carga pasional. La película está basada en hechos reales.

En un artículo tuyo, afirmas que el cineasta es un perdedor nato. Explícanos un poco por qué.
Perdedor en el sentido que en un trabajo tan dispendioso que es investigar, escribir, producir y posproducir es difícil, ya que, al final del camino, puede que no tengas la recompensa de una buena exhibición, porque resulta que tus películas no son del agrado de los distribuidores. Entonces es cuando salta a la vista la necesidad de grandes exhibidores y distribuidores paralelos en Latinoamérica para el trabajo de los cineastas independientes como nosotros.

De hecho ya se ha comenzado a tener pequeños espacios donde proyectar películas independientes, como esta sala en la que estamos (cine Ocho y Medio).  En Colombia hay pequeños teatros, cinematecas, lugares donde puedes exhibir estas películas. Igual la película independiente cuesta dinero y esta forma de exhibición no hace que recuperes la inversión, por eso, en el caso mío, siempre he intentado y he logrado encontrar patrocinio de gente a la que no le interesa recuperar su dinero. La Ley de Cine que hay en Colombia permite a los inversionistas interesados en un proyecto, invertir dinero a cambio de un beneficio tributario. Entonces se ha podido… y seguiremos trabajando películas que no recuperan.

Hay cineastas colombianos que se siguen embarcando en películas costosas. Yo siempre le digo a esos cineastas o a esos actores-productores como Manolo Cardona, quien hizo ahora una película que se llama El Cartel de los Sapos 2, que por qué no se dedican a “traquetear” si tanto les gusta el dinero. Para estos niños-bien que están haciendo de delincuentes de mafiosos, de asesinos… ¡Hombre…que se dediquen al delito de una vez!

¿Qué es el cine, entonces? ¿o qué buscas tú a través del cine?
El cine tiene que proponer al espectador cosas que no ha visto, o si las visto o escuchado, proponérselas de una forma particular a través del arte cinematográfico. Un punto de reflexión, una forma de ver la vida distinta. Por ejemplo, el caso de Hábitos Sucios, mi película, basada en un caso real, yo planteo una mirada distinta a lo que pasó.

En tu película intentas desmentir un imaginario que antes se tenía de un hecho real, ¿cuál es la percepción que se tenía antes y cuál es la que tu propones ?

Es la historia de una monja que fue acusada de asesinar a otra monja a final de los noventa. Pues al estudiar el expediente de la fiscalía, intuí que la monja era inocente. En ese momento la monja estaba en la cárcel… estaba ahí como desde hace dos o tres años. Cuando yo llegué a Colombia, en el año 2001, la monja salió de la cárcel, y es cuando entré en contacto con ella. Su abogado le manifiesto mi interés real de hacer la película, porque me parecía una injusticia. Todo lo que había alrededor de ella era una violación a la ley, al debido proceso.

¿Cuál fue la recepción que tuvo la película?

La película tuvo una distribución muy limitada por el tema. Les parecía escandaloso. La Iglesia Católica metió la mano para que no me dejaran proyectarla en buenos teatros, pero donde estuvo le fue muy bien. En cinematecas, en teatros, estuve como dos meses.

El cine independiente tiene una audiencia limitada. Como dices, tu película ni siquiera estuvo en las “grandes salas”. Festivales como el de ahora ayudan un poco a exponerse, pero no llegan a la mayoría como una película de Hollywood. ¿Crees que vale la pena seguir haciendo películas si los espectadores finales son pocos?

Aunque viniera una sola persona, este festival es importantísimo. No se trata de masificar sino de sembrar la gran inquietud. Que vengan 10, 20 o 30 personas, me parece extraordinario.

El punto de ese festival, en parte, es desmentir los estereotipos de lo gay, de lo homosexual, de lo trans, del lesbianismo que se presentan en la televisión y ahora en internet.  ¿Crees tú que se puede llevar este tratamiento real a los medios más masivos?

No, jamás, porque esos son mercachifles. La televisión es una especie de trabajo de mercenarios, a ellos les interesa vender gaseosa, vender electrodomésticos, vender cosas… Las telenovelas son un pretexto para vender artículos, o sea que los personajes, en general, de homosexuales, gays, lesbianas están concebidos como caricaturas, como la loca de peluquería que ridiculizan.

Los prejuicios limitan la evolución del ser humano, rechazan la cosa sin intentar conocerlo. Por eso la gente vive una vida limitada, media gris, una vida de mierda porque nunca arriesgaron nada. Nunca intentaron nada para su cuerpo, su mente, su alma… la repetición de todos los estereotipos, una sociedad absolutamente esclerótica que no permite que haya otra cosa más que eso, que es la basura. Vive pegada al televisor consumiendo toda esa basura que le da. Ese es el alimento de ellos

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*Texto originalmente publicado en radiococoa.com

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