Librerías de segunda mano: un idilio de estudiantes

Todos tenemos las librerías que nos merecemos,

salvo los que no tienen ninguna.

ROBERTO BOLAÑO

por Edison Paucar

Cerca de la Mariscal se puede encontrar librerías que tienen sus estanterías llenas de libros que antes ya han tenido dueño. Son los llamados libros de segunda mano. A continuación coloco el testimonio de las personas que trabajan entre libros, los libreros.

Primera Parada: Tolomeo Librería

Ubicación: Ignacio de Veintimilla y 6 de diciembre

Librera: Lucía Ponce

La librería Tolomeo surge porque yo necesitaba trabajar y a mi edad es difícil conseguir trabajo. Tengo 56 años, verá, entonces decidí hacer lo que me gusta: meterme con los libros. Maricela, grita, esto en los libros Esotéricos y esto en Donoso. Sabe, los principales estudiantes que vienen a la librería son los estudiantes universitarios y gente que se interesa en leer libros que ya no encuentra en las librerías nuevas.

En la mesa hay una pila de libros. El que encabeza la lista es La Condena Penitenciaria de Franz Kafka. Aquí hay muchos libros que ya no están siendo editados. Es decir, todos los libros que salieron de la editorial y  la gente aún sigue requiriendo. Son libros desde 10 años para atrás. Esta librería se especializa en literatura.

Se mira a la sombra de Mariela por los estantes, pero ella no aparece. La gente pide libros que en otros sitios están en precios altos. Vargas Vila, Jorge Enrique Adoum, Rafael Pérez y Pérez, o García Márquez. Libros como Cuando yo era pobre e Indocumentado o libros románticos de nuestras madres; además de enciclopedias como Salvat o literatura que está a buen precio.

También se está leyendo de autores ecuatorianos. Pablo Palacio, Alicia Yánez, Gabriela Alemán, Abdón Ubidia, Gallegos Lara. Sube un poco el volumen del computador que está en su escritorio. Yo me agacho y observo el libro Fiesta de Ernest Hemingway. Lo compro. Guardo el libro en mi maleta y veo que presiona sus labios de manera angustiosa. En el país se habla de que se lee medio libro al año por persona. Hay otros países que leen 25 libros al año por persona. Se lee muy poco en el Ecuador. Creo que se va a recrudecer más porque la gente con las computadoras se aleja de la lectura, el internet… No sé cómo va a hacer el mundo para que la gente vuelva a leer.

Antes de que se vaya quiero darle algo. Coge el libro de Kafka y me lo regala. Yo tengo un amigo que salió del penal García Moreno, sabe. Tiene dependencia de alcohol y de drogas. Él siempre venía a comprar libros acá. Es un amigo mío que ha desaparecido desde diciembre. Le tengo el regalo de navidad y no ha venido. Estoy asustado porque no sé qué le ha pasado. Puede creer que no sé el nombre. Él me dice madrina, yo le digo pana. No tengo idea del pana. Ojalá que publique esto para ver si el viene por aquí a retirar su regalo de navidad…

Segunda Parada: Un mundo de Palabras.

Ubicación: General Baquedano y 6 de diciembre.

Libreros: Ligia Hurtado y Ernesto Basantes.

A esta librería vienen de todo: intelectuales, abogados, estudiantes universitarios de filosofía y letras. De todo. No hay nada mejor que tocar, coger, oler el libro.

Siempre están pidiendo a Julio Verne, Jean-Paul Sartre, Edgar Allan Poe, Agatha Christie, Oscar Wilde y JJ Benítez. Aquí  hay libros del siglo XIX, XX. Son costosos y estos de historia son los que a mi esposo le gustan. Hablando de él, esta librería y la de enfrente surgieron por mi esposo. Los libros son su afición. ¿Si ve al frente? Sí. Esa librería se llama Renacer Cultural.

Pero, quiero decirle algo: el ecuatoriano lee poco. Por eso existen este tipo de librerías porque irse a una librería nueva es sumamente costoso. Aquí hay libros de 2 por 1 dólar y quizá 100 dólares el más caro. Así que… Mire mire, ahí viene mi esposo, él puede conversarle algo más…

Buenos días. ¿Cómo dices, Ligia? ¿Con este joven es con quien debo hablar? Claro. Verá, en el sector existen unas 10 librerías de este tipo. La idea es hacer un bulevar cultural. La idea de poner el libro usado es para apoyar la cultura. Eso es todo. El ingreso económico no es mayor y los que estamos aquí, los que vivimos entre libros es porque se ama al libro.

Tercera Parada: Sur Libros

Ubicación: Robles y Juan León Mera

Librero: Osvaldo Rodríguez

Toda mi vida me he dedicado a los libros. Cuando vine de Uruguay a Ecuador, dije «voy a hacer algo» y me puse a vender libros. Hace 55 años que estoy en el negocio de los libros y esto es lo único que sé. ¿Cómo me podría retirar ahora que estoy cerca de mi muerte?

Compra-venta es a lo que me dedico y a la librería llega gente muy variada. Hay personas que solo entran a mirar los libros y se van. Acá el que entra, entra a mirar y puede que encuentre algún libro que le guste. Pero, sepan, aquí no van a encontrar best-sellers.

Cortázar, Murakami, Adoum, Vargas Llosa, Bukowski, son los escritores que más piden aquí y se los encuentra. Depende del cliente. ¡Yo no sé!

Se acomoda los lentes que lleva puesto. Tiene una barba plomiza, quizá recién cortada. ¡Yo no sé! En la bodega suena un piano. ¿Alguien lo toca? Pero, ¿saben? Es extraño. La gente lee libros ecuatorianos porque les obligan en el colegio. Los que más libros ecuatorianos piden son los extranjeros. Aquí vienen, de pronto, francesitos, chinos, muchachos, muchachas, argentinos y norteamericanos que quieren conocer qué es la literatura ecuatoriana. El ecuatoriano no tanto. Él viene buscando el libro que le pidieron…

Ya la gente no lee. Aquí, de pronto, hay 4 o 5 horas en que no está nadie. Aquí la gente no lee… Te buscan cualquier excusa como la internet o las tablets. A la gente no le gusta leer. Es más fácil colocarse frente a una pantalla y ¡puedo demostrar eso! A la gente no le gusta imaginarse cosas.

Detengo la grabación. Recojo la mochila y me despido del librero. Antes de salir regreso a mirar a Rodríguez. Observo que él se ha quedado sentado en el escritorio acariciando un libro. Antes de cerrar la puerta parece decir: “No, no, no soy pesimista”, pero no estoy seguro, así que decido salir a la calle.

Cuarta Parada: El siglo de las luces

Ubicación: Jorge Washington y Avenida 6 de diciembre

Librero: Juan Carlos Morales

Llego pero las puertas lanfor siguen cerradas; son 3 o 4 grafitis los que han pintado en estas. El sol rompe la acera y busco una tienda donde refugiarme a escampar. Regreso luego de un cuarto de hora. Ojalá, ojalá, pienso.

-Buenos días –digo mientras me acerco al escritorio del libreo. Deseo realizar una nota sobre esta librería. ¿Hay cómo?

-Claro, chico –me estrecha la mano y alza el volumen de los parlantes de la computadora-. Solo déjame poner un poco de música del caribe. Listo –golpea con sus yemas la mesa del escritorio y yo saco la grabadora-. Empecemos, pues.

Yo soy cubano. Vivo en Ecuador hace 5 años y la librería surgió hace 2. Desde que estoy aquí me he dedicado al mundo de los libros. En Cuba me dedicaba igual a vender libros.

Antes trabajaba en el Banco Nacional de Cuba y a partir de los años 90 entré en el negocio de los libros. Cuando se implementó el trabajo por cuenta propia en mi país. pude salir del Banco Central y empecé a trabajar con los libros. Me alegro mucho de haber entrado en el negocio del mundo de los libros. A lo mejor, si no hubiera existido la caída del campo socialista, yo no fuera librero, pero quién sabe…

Sabes, cuando tú trabajas en una librería tienes que definir primero qué tú quieres y a dónde quieres llegar. Definir si quieres ser un simple comerciante o si quieres ser librero. Se parece, pero no es lo mismo. En Quito abundan los comerciantes pero no abundan los libreros.

El oficio del librero es un oficio de mucho rigor porque viene bastante gente a la librería y, como me decía un venezolano, un librero es una institución cultural. Tienes que dominar y conocer todo lo que tienes. Después hay un mundo detrás de eso que es el mundo del libro antiguo, de la primera edición, del libro autobiográfico. O sea, hay un mundo detrás del mundo del librero.

Los libreros aquí en el Ecuador son comerciantes porque compran de todo y venden de todo y no ven más allá de lo que puede representar el mundo del libro. Ahí tienes que definir cómo funciona tu librería. Yo tengo una serie de personas que vienen a la librería. Alumnos de la universidad, profesores o simples ciudadanos interesados en la cultura, ¿no?

Hay una brecha entre ese al que le mandan a leer un libro en la escuela o ese que constantemente se interesa por investigar, conocer. A veces llegan de este último tipo a la librería y te das cuenta que hay bagaje cultural en ellos. Conocen determinados temas. No es el libro por el libro. El libro encierra muchas cosas desde el punto de vista sentimental como cuando te encuentras un libro con una firma de un autor importante, una edición numerada, una dedicatoria del autor; se ve, además, la encuadernación del libro: si es en pasta holandesa, si es en cuero. Es un mundo.

Yo no trabajo para los libros que más me pide la gente. No trabajo en función de eso porque sino. compraría libros de Cuauhtémoc Sánchez, compraría literatura chatarra, que es lo que la gente consume mucho. Yo trabajo, como me decía un librero español, con lo que me divierte vender. Todo lo que tengo aquí no me lo he leído pero lo conozco. Son cosas que domino y  por eso están aquí. Muchos dicen que estos libros interesan a muy pocos. Yo trabajó para este, para el tipo inteligente, porque en este mundo desgraciadamente no abundan los tipos inteligentes. Y quizá por eso cada vez leen menos, pero, pero…

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Fotografía: The Shakespeare & Company Bookshop por Alexandre Duret-Lutz, en Flickr

3 pensamientos en “Librerías de segunda mano: un idilio de estudiantes

    • Hola queridos lectores nada mas agradecer esta entrevista. La leo y siento nostalgia un gran compañero y colega ya anunciaba su partida Oswaldo R. PERO POR OTRO LADO DEJO MUESTRO CONTACTO SÍGUENOS EN FACEBOOK RENACER LIBROS 0999056019

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