Snuff: El deseo como experiencia literaria

 por Víctor Daniel Cabezas

Existen varias razones por las cuales he pensado dos veces antes de escribir sobre un libro que narra una historia sexualmente explícita. El acto de razonar un pensamiento supone un prejuicio, un sesgo, un miedo o simplemente una inseguridad.

Por varios motivos, que no nos convoca tratar, el sexo ha sido percibido como un acto a tocarse trás el telón. Es evidente que existe un discurso social que separa el flujo normal del lenguaje y el diálogo sexual. Ese influjo de animadversión hacia el tema es precisamente lo que lo vuelve interesante para aquellos escritores que traspasan las odiosas barreras del editorialismo, la editocracia y la critica social.

Snuff es una de esas novelas que atrapan la atención del lector entre el deseo y la riqueza literaria. De la mano del escritor estadounidense Chuck Palahniuk, nos sumergimos en una inolvidable aventura marcada por una honestidad deliciosamente brutal que penetra los sentidos y nos invita a sentir sin tocar, reír sin entender y volar sin despegar.

Hay pocas cosas que a una actriz porno como Cassie Wright le hagan falta vivir. Se requiere de mucha imaginación para poder generar un ambiente, una posición o un estado sexual no antes vivido ante las cámaras del deseo que habita Cassie; ella lo ha vivido todo, pero le falta contestar una pregunta: ¿Cuántos hombres se necesitan para romper el récord mundial del polvo más masivo de la historia? La respuesta, 600. El efecto, la obsesión de romperlo.

Hay un salón designado para que aquellos que esperan. Cientos de hombres aguardan aquello que tantas veces anticiparon, pero Cassie lo hace por algo más; ella sabe que solo hay una manera de encontrar el hijo que perdió hace más de quince años; ella sabe que solo la posibilidad de consumar un sueño sexual, tiene la capacidad para convocar a ese hombre que no ha podido encontrar. Cassie sabe que solo su carne tiene el poder para atraerlo y amarlo entre sus brazos cuando cruce por la puerta que transitan los hombres que la habitaran por segundos.

La novela transcurre dentro del salón de espera. Allí interactúan los más curiosos personajes, todos al rededor de la expectativa, el dilema y el juicio que genera la locura incomprensible de Cassie. El mundo que Palahniuk propone abarca todas las cualidades y anti-cualidades humanas, bajo el tenue y desesperante umbral de la antesala de una fantasía sexual.

La naturaleza del autor hace que sea muy difícil narrar una trama como esta. Simplemente podemos mencionar que en la novela coexisten personajes que pretenden demarcar el misterio: ¿quién es el hijo de Cassie? ¿Quién será reconocido en medio de tantos hombres por aquella madre que espera a su hijo al ritmo de gemidos, penetraciones y excesos? ¿Quién?

Una de las escenas que más impactó a este humilde lector se da cuando el presunto hijo de Cassie dialoga con Bacardi, un actor porno con años de experiencia al lado de la señorita Wright. Bacardi le muestra, a través de un video porno, el instante en el cual su madre lo concibió.

Snuff no es solo una muestra de literatura erótica, contada con gran maestría, creatividad, honestidad y amoralidad. Snuff es toda una experiencia que muestra el deseo, visto como una inmutable fuerza inherente a toda la materia y a todo ser; además de reflejar cómo este y sus consecuencias se manifiestan través de su propia negación, es decir: existe por que es negado y sobrevive al ser replicado, contradicho, criticado  y desvalorizado.

Las pasiones consideradas como negativas y disgregadas se juntan para consumar, justificar y proyectar un profundo amor materno. Palahniuk estrena su libro en el día de la madre; un libro que puede ser una protesta social, un dilema o simplemente un texto, letras, puntos y comas; y algo dicho entre eso.

Deja un comentario